jueves, 3 de febrero de 2022

Fray Luis de Granada

Se llamaba Luís de Sarria, más tarde conocido como Fray Luís de Granada, nació en la ciudad de la que toma su nombre, en el año 1504. Su origen era pobre y era hijo de gallegos. Su padre era panadero y su madre lavandera. A una edad muy temprana, quedó huérfano de su padre. Tras la muerte de sus padres, ingresó en el Convento de Santa Cruz de Granada de los dominicos, donde ejerció de monaguillo. En esta época estaba patrocinado por los Condes de Tendilla, concretamente por Íñigo López de Mendoza, quien se sorprendió por la forma en que se decían los sermones de la iglesia.

Monje y autor del Siglo de Oro
Gran parte de su vida la pasó en la Alhambra, la residencia del duque. Allí, además de ser el consejero del futuro diplomático Diego Hurtado de Mendoza, comenzó a formarse en estudios, y comenzó con las humanidades. A los 19 años envió la solicitud para ingresar en el Convento de la Orden Dominica de Santa Cruz la Real.

Abandonó el convento en 1525, a partir de entonces se llamó a sí mismo como se le ha conocido a lo largo de la historia: Fray Luís de Granada. Incluso cuando salió aprendiendo teología, desarrolló sus conocimientos más en profundidad en las escuelas de Santa Cruz y San Gregorio. Mientras estuvo en los conventos de Valladolid se hizo amigo del arzobispo y teólogo Bartolomé Carranza de Miranda, víctima de la Inquisición española, institución fundada por los Reyes Católicos en 1478, con el objetivo de mantener la tradición de las normas de la Iglesia Católica.

El proceso que Carranza experimentó por la Inquisición dio lugar a lo que históricamente se conoce como la Contrarreforma, que fue la respuesta a la reforma de Lutero dentro del catolicismo. Fray Luis se basó en el conocimiento del arzobispo y profundizó en los conceptos de Erasmo de Rotterdam.

Al mismo tiempo, también se reunió con quien se oponía a sus ideas y pensamientos, el teólogo y Obispo Fray Miguel Cano, el máximo representante de la Inquisición. Su eterna amistad con el sacerdote, y hoy patrón del clero español, Juan de Ávila, nació en Córdoba. Posteriormente, y durante su estancia en Córdoba, en el Convento de Escalaceli, comenzó a escribir el Libro de Oración y Meditación, que provocó que fuera perseguido por la Inquisición, más concretamente por el poderoso Inquisidor General, por aquella época, Fernando de Valdés y Salas.

Valdés no actuó solo, lo hizo apoyado por el arquitecto y escultor Miguel de Cano. El hecho de que Fray Luis estuviera seguro de «que Dios podía dar a todos el don de ser santos», y ser como él, causó mucha perturbación a Miguel de Cano. No permitió que Fray Luis le hiciera saber a la gente que podía ser puro y perfecto, y menos aún lo dejó enseñar en español. Uno de los mayores remordimientos de Fray Luís de Granada fue el hecho de que defendiera con uñas y dientes la falsedad de una monja de la Orden de los Dominicos. La monja apoyó la aparición en su cuerpo de algunas llagas, como un regalo de Dios para realizar milagros y sanar.

En 1551 se trasladó a Portugal, concretamente a la ciudad de Lisboa, en respuesta a la invitación realizada por el arzobispo de esa entidad. El motivo del viaje fue que, a través de su talento para el habla, Luis de Granada defendió la constitución de la Compañía de Jesús, de la que surgen los jesuitas. Mientras residía en Portugal fue el principal confesor del rey Enrique y su esposa Catalina. Recibió y rechazó la propuesta de convertirse en obispo de su congregación en Évora.

A partir de entonces pasó los últimos años de su vida entre Lisboa y Évora, predicando y enseñando sobre sus pensamientos e ideas. Los últimos años de la vida de Fray Luís de Granada los vivió enfermo y ciego. La muerte lo envolvió en Lisboa el 31 de diciembre de 1588. Grandes personalidades y el pueblo estuvieron presentes en su funeral. El Papa Gregorio XIII, que lo admiraba profundamente, se encargó de exaltar sus virtudes y sabiduría.

Como se mencionó al principio, Fray Luís de Granada fue reconocido por su capacidad de escritura, trabajo que realizó en latín, portugués y castellano. Sus obras estaban casi siempre dirigidas a temas religiosos y eclesiásticos. Muchos de sus textos fueron causa de persecución.

Fray Luis de Granada, escribiría el Libro de la Meditación y la Oración, en el año 1554, el cual, tuvo un gran auge en la España de la época. El texto es una invitación a la vida espiritual y a conversar constantemente con Dios a través de la oración. En el manuscrito hizo referencia a los resultados positivos que la meditación y la oración tuvieron en la vida de quienes las aplicaron. El libro contempla una especie de pasos para ponerse en contacto con Dios. Se refiere, por ejemplo, a cómo dar gracias al Creador, a los pasos previos para orar, a cómo comenzar a meditar, a las peticiones, a las ofertas que se hacen al Padre, entre otros puntos que él consideraba importantes para lograr su propuesta del hombre santo y perfecto.

La Guía de Pecadores, la escribiría durante sus años en Lisboa, en 1556. En esta obra expresó su simpatía por las ideas de Erasmo de Rotterdam, también conocido como «erasmistas». Dejó en claro la importancia de una sociedad llena de virtudes, y da algunas pautas sobre cómo deben actuar los representantes de la iglesia.

La obra, que también estaba dirigida a los no creyentes, advertía de los peligros de una vida terrenal fuera de lo divino. Además, expuso las formas de vivir una vida guiada por Dios. El libro se divide en dos partes: la primera tiene que ver con los deberes para una buena vida y sus resultados; el segundo, con el disfrute de los frutos del espíritu en la vida terrenal. Lo escribió entre los años 1582 y 1585. Se considera la obra a la que más esfuerzo puso, debido al tiempo de desarrollo y al contenido. Fue una defensa extensa y amplia de la contemplación de la naturaleza y lo que emerge de esa obra. La escritura consta de cinco partes. En la primera parte, con pasión y admiración, describió su percepción y apreciación de la creación, lo hizo en detalle. Las otras extensiones del libro se refieren a la fe cristiana, y a los aspectos que contiene el acto de redención, desde el punto de vista espiritual.

En este libro, Fray Luis describió los pasos que un cristiano debe seguir desde el comienzo de su camino a través de la vida espiritual. Fue escrito en el año 1565. Este tratado fue ampliado por él mismo, añadiendo: Tratado sobre el Amor de Dios y La Vida de Cristo o Meditaciones. El argumento de la escritura se basaba en las acciones que acercan el amor del Creador, así como en los aspectos que pueden alejar a las personas de su gracia y misericordia. El autor hizo especial mención a la bondad y caridad de Dios y, en consecuencia, a sus beneficios.

Los anteriores son algunos de los escritos u obras más relevantes de Fray Luís de Granada. Sin embargo, también vale la pena mencionar los siguientes: Manual de Diversas Oraciones y Ejercicios Espirituales, y Sor Cayetana, que fueron escritos en el año 1557. También destacan: Tratado de Oración, de 1559, y Antología y Compendio de la Vida Cristiana, que se imprimió en el año 1559.

Es importante señalar que muchas de las obras de Fray Luís no pudieron publicarse en su tiempo debido a la persecución por parte de la Inquisición. Después de aproximadamente cinco siglos, casi todos los escritos de Fray Luís de Granada han pasado por diversos procesos de edición.

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