Escritor cronista de Indias, nacido en Cuéllar, (Segovia) en 1549 y fallecido en 1625. Fue autor de numerosas obras históricas y principalmente de la historia de las Indias españolas desde 1492 hasta 1554. Sus famosas décadas, bien conocidas, son fuente de conocimiento de la Historia del Descubrimiento y Conquista de América.
Era hijo de Rodrigo de Tordesillas e Inés de Herrera, familia acomodada en la comarca. Su bisabuelo, Rodrigo de Tordesillas fue el Procurador de Segovia que concedió subvención al emperador en las Cortes de La Coruña para que se fuera a Alemania, dando lugar a la animosidad popular y la muerte. Antonio de Herrera estaba en Italia al servicio de Vespasiano Gonzaga Colonna, a quien siguió a Navarra y Valencia, cuando este último llegó a España como Virrey.
En 1586, a la muerte de Gonzaga, emprendió una gran obra historiográfica que pronto cimentó su fama. Publicó una traducción de la guerra entre turcos y persas (1588) de Juan Tomás Minado y, la Historia de lo sucedido en Escocia e Inglaterra, en cuarenta y cuatro años que vivió María Escocia (1589), otros sobre Portugal y la conquista de las Azores, y una traducción de la obra de los Diez libros de la razón de Estado Juan Boterothat que encargó el propio Felipe II.
El 15 de mayo de 1596 fue nombrado cronista de las Indias. A partir de entonces comenzó a coleccionar materiales para una obra monumental sobre la historia de América. A pesar de esto, continuó escribiendo otros libros sobre los acontecimientos en Francia y Milán, como una historia de los acontecimientos en Francia, desde el año 1585, que comenzó la Liga Católica, hasta el final del año 1598. También se ha nombrado Cronista de Castilla una historia general del mundo en tiempos de Felipe II, una historia universal cuyo eje central fue el reinado filipino: primera parte de la historia general del mundo desde el año 1559 hasta 1573, segunda parte desde el año de 1575 hasta el 1585, y tercera desde 1585 hasta 1598.
En 1601, el mismo año en que comenzaron a publicarse la primera parte de la «Historia General del Mundo», salió a la luz pública el inicio de su gran obra Historia de los hechos de los castellanos en las Islas y tierra firme del océano mar, comúnmente conocidas como décadas. De 1601 a 1606 permaneció en la Corte de Valladolid. Luego fue encarcelado por razones desconocidas desde 1609 hasta 1611. Fue desterrado junto con el almirante de Aragón Francisco de Mendoza, pero regresó pronto, protegido por su amigo Rodrigo de Calderón. En 1612 publicó un Tratado de relación y discurso de los movimientos de Aragón donde recogió los acontecimientos de la época de Felipe II. En 1615 tradujo parte de los primeros cinco libros de los Anales de Tácito Cornelio.
Las décadas recogen descripción de las Indias y los acontecimientos que ocurrieron durante las primeras cuatro décadas, de su historia. La impresión de la obra se detuvo hasta 1615 y cuando Herrera reanudó ya tenía 66 años. A la edad de 72 años, fue honrado por el monarca con el cargo de Secretario (1621) y en 1624, un año antes de su muerte, salieron a la luz unos comentarios a los hechos de los españoles, franceses y venecianos en Italia, dedicados a ensalzar al arrogante Conde-Duque de Olivares. Vamos también otras obras inéditas, entre ellas el Elogio de Castro y algunos discursos sobre teoría de la historia.
Herrera no pudo escribir su gran historia americana con excelentes fuentes documentales (tuvo acceso al archivo de la Cámara del Rey) e incluso historiografía, muchas de las cuales han permanecido inéditas hasta hace pocos años. Hizo un importante trabajo de síntesis, pero muchas veces copió fuentes o Crónicas, entendiendo que sus criterios coincidían con los del autor que le seguían, razón por la cual ha sido muy duramente criticado. Ciertamente copió a López de Velasco, de las Casas, Cieza de León, Cervantes de Salazar, Fernández de Oviedo, etc., pero hay que decir que citaba con frecuencia sus fuentes, aunque muchas de ellas eran desconocidas cuando escribió.
Las décadas se dividen en diez libros, como su nombre indica. Cronológicamente van desde 1492 hasta 1554, como hemos dicho, y continuamos la tradición de los Anales Romanos, lo que causa cierta confusión al lector. La precedencia cronológica sobre el tema, acercando acontecimientos contemporáneos en lugares y aspectos muy diferentes. Por otro lado gana en cuanto a la simultaneidad de los hechos; hechos de los castellanos, cabe señalar, porque Herrera despreciaba a los indígenas hasta el punto de silenciar muchas descripciones etnográficas de los cronistas que continuaron y más aunque fueran proindigenistas, como Sahagún o Mendieta. Herrera fue historiador de los castellanos, no de los indios, y tuvo una visión europea, castellana y cristiana de la historia, que cuenta con carácter apologético. En cuanto a su estilo; no le falta belleza, y es preciso y sencillo.
Las décadas de Herrera tuvieron un gran éxito, pues dieron a conocer la historia del español en las Indias como toda una obra, los descubrimientos y conquistas reeditados varias veces, y algunas ediciones muy finas a partir de 1729-1730. Traducido a numerosos idiomas, como el latín (Ámsterdam 1622 y 1623, y Frankfurt, 1624), francés (Ámsterdam, 1622, París, 1660 y 1671) y alemán (Frankfurt, 1623) que fue seguido por otros en el siglo XVIII. En 1934, la Real Academia Española de la Historia publicó una excelente edición dirigida por Antonio Ballesteros y Ángel Altolaguirre con el primer estudio preliminar.
Las décadas fueron continuadas entonces (hasta 1584), con menos éxito por Pedro Fernández del Pulgar Canon, pero ha permanecido inédito.
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