miércoles, 2 de febrero de 2022

Alonso de Ledesma

Nació en 1562 en Segovia. Fue el creador del llamado Conceptismo. Realizó sus primeros estudios en la Universidad de Alcalá de Henares, donde, probablemente, inició su creación literaria. Esos años en Alcalá son tan solo un paréntesis, ya que su vida transcurrió casi por entero en Segovia, donde vivió cómodamente, lo que le proporcionaría el sosiego necesario para dedicarse a las letras. Al tiempo que ocupaba cargos de una cierta relevancia: alcalde de la Hermandad de Segovia, procurador del Común, diputado de cuentas de dicha ciudad.

Casó con Magdalena del Espinar, una dama «virtuosa, discreta y hermosa», según Diego de Colmenares. Morirá en la ciudad que le había visto nacer, el 15 de junio de 1633, siendo enterrado, siguiendo sus deseos, en la iglesia del colegio de la Compañía de Jesús.

Casi nada se sabe sobre la vida de Ledesma, cuyos escritos, después de ser objeto de un enamoramiento extremo, cayeron en completo desfavor. Sus contemporáneos lo habían apodado «el Divino», y Lope de Vega hablaba de él con admiración. Debió este éxito a pensamientos brillantes e hinchados, que lo convirtieron en uno de los líderes de la escuela española de conceptistas y cultistas, y rival de Góngora.

Su poesía se centra en el juego ingenioso, que a veces conduce hasta el absurdo. Fue el primero en adoptar el concepto como forma sistemática de expresión; su juego formal se basa en la condensación expresiva y para ello se sirve de la polisemia, las elipsis, las oposiciones de contrarios o antítesis, las paradojas, todo lo que exija una agudeza conceptual. Esta estética fue seguida de forma entusiasta por Francisco de Quevedo, Luis Vélez de Guevara y su El diablo cojuelo y la prosa de tipo moralista y satírico de Baltasar Gracián.

La obra principal en la que prodiga la alegoría, el equívoco ,el enigma, que son los fundamentos de su obra, es una colección de Conceptos Espirituales (Madrid, 1600, 1606, 1616, 3 partes en-8°, 9 ed.). Ledesma explica los principales puntos de la doctrina cristiana en una forma alegórica. Para exponer la organización de la Iglesia, la compara con una universidad que tiene su Colegio de Idiomas; los maestros, doce en número, incluyen a los Apóstoles; el fundador aseguró la subsistencia de los becarios bajo las especies de pan y vino; el canciller es Cristo, el rector, San Pedro, etc.

Ledesma también cita: un volumen de piezas alegres y satíricas, Juegos de la Nochebuena (Barcelona, 1611, in-8°), prohibido por la Inquisición; una ficción en prosa. El Monstruo imaginado (Ibid. 1615, in-8°), un conjunto incoherente de gallo y malentendidos apenas dignos de la feria, precedido de baladas. Epigramas (Madrid, 1625), etc.

Su poesía se centra en el juego ingenioso, que a veces conduce hasta el absurdo. Fue el primero en adoptar el concepto como forma sistemática de expresión; su juego formal se basa en la condensación expresiva y para ello se sirve de la polisemia, las elipsis, las oposiciones de contrarios o antítesis, las paradojas, todo lo que exija una agudeza conceptual. Esta estética fue seguida de forma entusiasta por Francisco de Quevedo, y su Buscón, llamado Don Pablos, Luis Vélez de Guevara y su El diablo cojuelo y la prosa de tipo moralista y satírica de Baltasar Gracián.

Ledesma participó en varios concursos de diversas festividades y certámenes, y ganó en muchos, como en uno realizado en 1603 en Valladolid en honor de la canonización de San Raimundo (de la Orden de Santo Domingo), o en las Fiestas en honor del nacimiento de Felipe IV en la misma ciudad, en 1605, y en los certámenes literarios de 1609 en Salamanca y Segovia por la canonización de San Ignacio de Loyola. Hasta 33 jeroglíficos de Ledesma incluye Alonso de Salazar en su Relación con motivo de la festividad de Salamanca. Se conserva, además, un sermón suyo en Enigmas. También participó activamente en las justas literarias que organizó la ciudad de Segovia con motivo de la inauguración del nuevo Santuario de la Fuencisla en 1613; según indica Jerónimo de Alcalá en su libro de relaciones de sucesos Milagros de Nuestra Señora de la Fuencisla... fue juez de estos certámenes literarios de temática mariana y en las Misas Mayores celebradas en la catedral se cantaron romances y villancicos suyos.

Escribió Conceptos Espirituales (tres partes, Madrid, 1600, 1608, 1612), que desarrollan varios puntos de doctrina cristiana en forma alegórica; la obra alcanzó tal éxito que se reimprimió más de treinta veces solamente en el siglo XVII. Siguieron Juegos de la Nochebuena en cien enigmas (1611), versiones a lo divino de los viejos villancicos y cantares populares de la última Edad Media que incluye cien enigmas con logogrifos, letreados, paranomasias y juegos de palabras. El Romancero y Monstruo imaginado (1615) abunda en equívocos de agudeza (Baltasar Gracián le llamaba Divino). Su última obra se editó póstuma: los Epigramas y Hieroglíficos de la vida de Christo, donde se incluye un largo «Coloquio entre la Fama y Eresma, río de Segovia», acerca de las grandezas y antigüedades de la ciudad. Amigo de Lope de Vega y conocedor del lenguaje aragonés, el bibliógrafo Francisco Vindel (1937) lo da como posible, y más que probable, autor del llamado Quijote de Avellaneda.

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